jueves, 20 de agosto de 2015

"El tiempo capitalizado se había parado. Sin tren, sin metro, sin coche, sin trabajo, los huelguistas recuperaron el tiempo tan tristemente perdido en las fábricas, en la carretera, ante la televisión. Se vagaba por la calle, se soñaba, se aprendía a vivir. Por primera vez hubo verdaderamente una juventud. No la categoría social inventada para las necesidades de la causa mercantil por los sociólogos y los economistas, sino la única juventud real, la del tiempo vivido sin tiempo muerto, la que rechaza la referencia policiaca de la edad en provecho de la intensidad."

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